Visitas

miércoles, 19 de octubre de 2011

- Doctor.
- Dígame.
- Doctor, no es que yo tenga miedo de saber qué es lo que él espera, el tema es: por qué yo lo sigo esperando? No es que no sepa que a su lado no voy a ser feliz, no es que me lo haya repetido incontables veces frente al espejo, tampoco es que llore sobre sus fotos y que no duerma por su recuerdo, eso no es, definitivamente. Creo que hice de un resplandor una estrella, qué ilusa, no le parece doctor? Creo firmemente que me gusta divagar en mi pasado, tal vez esto se deba a que las infinitas ocasiones que tuvimos los dos son aún buenas memorias, pero al fin del día él y yo sabemos que esta histeria se tiene que acabar. Por qué si él sabe que me lastima no me deja partir? , Por qué si se que esta herida es su regalo atentó contra mi misma buscándolo? No es que me tiente el juego, ni que su persona sea tan adictiva como parece… no. Creo que soy débil a veces, porque en mi interior quiero convencerme de que está bien sentirme así. Soy hipócrita?, creo que ya es vulgar mentirme tanto. La mente es más fuerte que mi voluntad de alejarme. Por qué digo que mañana ya no diré su nombre y es lo primero que me viene a la boca pronunciar cuando despierto? Ya no sé qué decir, ni pensar, menos que hacer. No lo quiero, pero necesito tenerlo cerca.
- Es una obsesión lo suyo.
- Lo sé. Ahora dígame.. ¿Cómo hago para que mi corazón y mi cabeza se pongan de acuerdo?



Dsc04323_169539625_large